No soy el videojugador perfecto, como muchos otros gamers que empiezan su afición en la niñez/adolescencia hubo un tiempo que carecía de la autonomía económica necesaria para adquirir videojuegos. Mi espectro de experiencias se veía muy limitada, incluso saltándome generaciones de videoconsolas. Por ello no es de extrañar que Xenoblade Chronicles 2 haya sido mi descubrimiento del amplio y basto universo de la saga Xeno. Dado que el juego sobre el que va a tratar este ensayo se encaja dentro de una saga más allá del juego homónimo, sin apellidarse 2, y enmarcado en el contexto de una longeva compañía, creo que es conveniente un rápido repaso histórico para entender porque Xenoblade Chronicles 2 es como es. SquareSoft, actual Square Enix, concedió a uno de sus directores/diseñadores Tetsuya Takahashi, quien había participado en FFV, FFVI y Chrono Trigger, mayor libertad para experimentar con el 3D y con historias más profundas, oscuras y complicadas. Es así como, junto con un grupo
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